Tras el revuelo causado por el debate sobre la contratación de la mujer en edad fértil, que comentamos en el anterior post "Mujer sí, madre no", nos llega otro revuelo de mayor calado desde Silicon Valley: la congelación de óvulos de las trabajadoras. Facebook y Apple, intentan aumentar la vinculación de las mujeres, ofreciendo la congelación de óvulos a sus empleadas por razones no médicas, como “incentivo” para atraerlas y mantenerlas en la empresa.
Eso significa que las quieren sólo como “productoras”, osea, como máquinas eficaces a corto plazo y que, cuando ya no sirvan para eso, porque no les quede energía, entonces podrán ser madres… ¡¡ Vaya incoherencia y sinrazón!!
Vamos a ver cuáles son los argumentos a favor y sus contrarios:
1. “Es una opción más que te da la empresa, si la coge o no depende sólo de la mujer”. Estas medidas “opcionales” al final acaban creando una discriminación, porque unas tomarán esta opción y otras no, pero esto acaba presionando a las que no congelan sus óvulos y están abiertas a la vida.
2. “Sólo se trata de retrasar un poco la maternidad”. La edad media del primer hijo en España se sitúa en 31 años, 4 años más tarde que la media de hace 20 años, según las estadísticas del INE, y la tendencia se sigue acentuando. ¿Hasta cuándo se va a retrasar la maternidad? Los médicos ya están advirtiendo de los riesgos para la madre y los hijos de retrasar la edad del primer hijo. ¿Cuándo es el mejor momento de la “carrera” de la mujer para ser madre? Cuanto más se tarde, más responsabilidades empresariales tendrá… Las mujeres en algún momento tendrán hijos… o quizás no. Retrasarlo artificialmente ¿será seguro lo mejor para sus carreras profesionales? ¿Y para sus trayectorias vitales?¿Qué competencias están dejando de desarrollar?¿Qué aprendizajes negativos estarán teniendo? Cómo dice el adagio: Dios perdona siempre, el hombre a veces, la naturaleza nunca… Tiene memoria!
3. “La compañía sufraga el proceso hasta un máximo de 20.000 dólares por mujer”. Los costes de todo el proceso son mucho más elevados. Se empieza por congelarlos, pero después hay que implantarlos y se hacen varios intentos. Además hay que sumar un coste de 500 dólares anuales por almacenaje de óvulos congelados no utilizados. Tampoco te aseguran que el procedimiento tenga “éxito” y que se pueda concebir un hijo, el “producto” deseado. Las bombas de hormonas que conllevan las distintas etapas del proceso tienen impactos inesperados, por desconocidos, pero muy negativos para la mujer. Los amplios efectos no deseados en la salud van desde una mayor probabilidad de producir distintos tipos de cáncer en la madre hasta múltiples efectos en la salud de los hijos, dejando aparte el coste psicológico y afectivo que todo esto conlleva para la trabajadora. ¿No podríamos invertir mejor esos 20.000 dólares por mujer en servicios de guardería, formación de directivos y mandos intermedios en cómo trabajar de modo más flexible y familiarmente responsable, bajas por paternidad, o formar a los empleados ayudándoles a descubrir sus prioridades y a integrar su vida laboral y personal?
4. “Se ofrece por las mujeres.” La industria de congelación de óvulos afirma que la verdadera causa de la congelación de óvulos es que entre los 37 y 40 años muchas mujeres aún no han encontrado pareja. “No es que quieran libremente retrasar la maternidad. Es que no tienen con quién ser madres.” La mayoría de mujeres quiere conciliar pero nadie les ayuda a conciliar con otras áreas de la vida cuando son jóvenes y, por tanto, no tienen tiempo ni para conocer a la persona con quien podrían formar una familia. Otras están ya conviviendo con alguien, pero no se plantean tener hijos, porque no hay compromiso de futuro, ni seguridad en la relación… Una de mis alumnas en esa situación me decía ayer: “No quiero quedarme embarazada, porque no sé si ser madre me hará feliz o infeliz“, fruto de una pobrísima y sesgada visión de lo que supone tener hijos ( no tendré tiempo, no tendré carrera…) y de pocos referentes de personas equilibradas y felices como madres y profesionales de éxito. Yo le propuse empezar por aclarar su relación ¿temporal? con su compañero y leer el libro Dueños de nuestro destino.
Los comentarios en las redes tratan la medida de Facebook y Apple como deshumanizadora y sin dignidad para las mujeres y sus derechos. A muchos les recuerda la novela "Un mundo feliz" de Aldous Huxley. Sin duda un retroceso en los avances de los derechos de los trabajadores. Otras se quejan de que lo hagan bajo pátina de ayudar a las mujeres.
¿Por qué han llegado a esto? Porque estas empresas que se han venido poniendo como ejemplo de buenas prácticas, tienen en el fondo una visión reduccionista de la persona humana. Y en ese modelo cabe, sin ruborizarse, lo de que “el fin justifica los medios”. Se les aplaude porque han pasado de una visión mecanicista, que busca sólo la eficacia a corto, a una visión psicosocial, que busca también la atractividad, a fin de atraer y “retener” el talento. Pero, como muy bien decía Juan Antonio Pérez López, esa segunda dimensión no deja de ser instrumental para la primera, aunque mucho más sibilina y manipuladora. Con esta medida que proponen a las mujeres en edad fértil está quedando claro al fin que su visión de la persona es puramente instrumental. Les falta descubrir la tercera dimensión, la antropológica, la que tiene en cuenta a toda persona como un centro de libertad, único e irrepetible, un fin en sí mismo, no instrumentalizable. Las empresas que cuentan con esa visión de la persona humana no hablan de retener, sino de fidelizar, conseguir la lealtad a un proyecto/misión que vale la pena.
Esta mentalidad empresarial -de los hombres y mujeres de empresa- es la que no permite avanzar en facilitar la conciliación familiar a sus trabajadores. Hay leyes, hay políticas públicas para proteger la conciliación (demasiado proteccionistas a veces y, por tanto, contrarias a la operativa empresarial y boomerang para la mujer), hay políticas en las empresas para ello, pero se sigue creyendo que la eficiencia y la productividad depende de la presencia y de la disponibilidad. Hay que pasar a la dirección por objetivos y por responsabilidades. La familia es vista como una carga y la profesión en la empresa como una carrera a competir con los que no tienen cargas, y pueden dedicarse 100 por cien al trabajo. Se olvida que muchas mujeres abandonan las carreras porque quieren compatibilizar su profesión con su vida familiar, y que si se quiere desarrollar el talento de modo sostenible a lo que hay que dedicar inversión y esfuerzo es al cambio cultural hacia la flexibilidad y la RFC (responsabilidad familiar corporativa).
Las personas no son máquinas ni “factores de producción” ni “recursos”, sino personas que necesitan su equilibrio personal, familiar, profesional y social. En los estudios IFREI que hacemos en más de 20 países desde el ICWF del IESE se muestra cómo los trabajadores a los que se les da flexibilidad para poder “conciliar”, integrar las distintas áreas de su vida, son mucho más productivos, están más comprometidos con la empresa, y están más satisfechos con su trabajo.
Brigitte Adams, fundadora de una empresa de congelación de óvulos en la entrevista para la NBC, afirma: “Having a high-powered career and children is still a very difficult thing to have”: Tener una carrera potente y tener hijos al mismo tiempo es muy difícil. Estamos de acuerdo. Pero la solución no es la que ella propone. Y vosotros… ¿qué pensais?