Juan 8:1-11
1 Mas Jesús se fue al monte de los Olivos.
2 Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles.
3 Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio
4 y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
5 Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?»
6 Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acuasarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra.
7 Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.»
8 E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.
9 Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio.
10 Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?»
11 Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.»
Enseñanza
Este domingo nos presenta el reto de Jesús a quienes deseaban apedrear a la mujer adúltera:“El que esté sin pecado que tire la primera piedra”. De seguro lo escuchamos con satisfacción hoy en día, incluso cuando entendemos el machismo que implicaba ese castigo, que se dirigía solo a las mujeres.
Viene luego la actitud misericordiosa de Jesús: “Vete y de ahora en adelante no peques más”. Es la invitación a un cambio de vida profundo.
En el campo ecológico, hace unos años, quizás nos hubiera parecido muy exagerada la aplicación de quien esté sin pecado que tire la primera piedra al tratarse sólo de faltas contra la naturaleza. Hoy cuando tenemos más conciencia del daño que le hacemos a la Hermana Tierra, probablemente no. Es fácil que entendamos que existen pecados muy graves contra el medio ambiente y contra la solidaridad y bienestar de nuestros hermanos.
Sin pensar sólo en amenazas tan grandes como las del estudio del Banco Mundial y el informe de Climate Central sobre el peligro de que por el cambio climático 500 milllones de hogares sean sumergidos en el mar, basta con pensar en lo que está pasando en Colombia.
Las minas de Niquel de Cerro Matoso están señaladas de ser las culpables de tanto cáncer en los habitantes de la región, pero sólo hasta hace un mes la Corte Suprema tuvo que mandar a investigar qué pasa en esos sitios…
En la Goajira las minas de carbón cuánto han perjudicado la salud de los niños en los últimos años, donde muchos han muerto por falta de agua o de aguas contaminadas.
En el Tolima se quiere impedir el empeño de sus gobernantes por consultar a sus habitantes sobre el gran peligro de la explotación minera de la Colosa, que amenaza con colosales daños a grandes ecosistemas y comunidades campesinas e incluso a ciudades.
Esa frase de quién este sin pecado se podría aplicar además a otras numerosas megaempresas que sacan oro y demás materiales para el extranjero y dejan unos cuantos dólares y miles de hectáreas destruidas de nuestros ecosistemas.
Pero también valdría la pena este domingo ver si nosotros estamos sin pecado, ver si estamos cuidando el medio ambiente de nuestros barrios y ciudades. Es probable que tengamos que salir retirándonos “comenzando por los más viejos”, como dice el evangelio de San Juan.
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